Ahora que levantábamos cabeza...
Por: Victoria Carvajal | 01 de febrero de 2013
Si la estabilidad política, con un Gobierno respaldado por una mayoría absoluta, era uno de los activos con los que contaba España para consolidar la recién recuperada confianza de los mercados en su economía, la crisis abierta en el PP a raíz de la publicación de los papeles de Bárcenas amenaza ahora con mandarla al traste. ¿Desandaremos el camino andado? Tras un año de dolorosos recortes, con cuatro trimestres de crecimiento negativo e imparable aumento del paro, España empezaba a ver la luz al final del túnel: los tipos de interés a largo plazo han bajado casi a la mitad, las subastas del Tesoro se están colocando con éxito y a un coste asumible, hay entradas netas de capital por tercer mes consecutivo tras más de un año sólo registrando salidas... Estábamos cerca de ver los efectos de estas mejoras en la economía real, en el empleo... Pero el periodo de incertidumbre al que está abocado el país con este escándalo puede hacer que vuelvan las tensiones especulativas y se alejen las posibilidades de iniciar por fin la esperada recuperación económica.
La prensa internacional se hacía eco de los papeles publicados por EL PAÍS y la respuesta de los inversores no se hará esperar. Es de sobra conocido que los mercados son poco amigos de la inestabilidad política. Y aunque la decisión de Mario Draghi de convertir al Banco Central Europeo en potencial prestamista de último recurso ha servido de antídoto contra la especulación desde julio pasado, incluso en una Italia que hace poco resucitó a Berlusconi, habrá que ver si España, que tiene mayores desequilibrios que su socio mediterráneo, aguanta el tirón. Si vuelven las tensiones al mercado de deuda y se encarece de nuevo la financiación pública es muy probable que Mariano Rajoy, hoy escondido, (¿Se han ido ya, María Dolores?, bromeaba Jot Down Magazine al distribuir por las redes soviales la foto arriba incluida), se vea forzado a pedir el rescate del Mecanismo de Estabilidad Europeo y del BCE, del que hasta ahora se había librado.
Y es una lástima. Tantos datos positivos que amenazan ahora con ser temporales. 100.000 millones de euros habían regresado a los países periféricos en los últimos cuatro meses de 2012, frente a 406.000 millones que habían huído en los primeros ocho. El pesimismo sobre la ruptura de la zona euro se había reducido a tasas irrelevantes: del 72% de entre los inversores encuestados que apostaban en julio por la salida de alguno de sus miembros a menos del 17% en enero. Los bancos europeos están saneando sus balances y empiezan a devolver al BCE parte del dinero que les prestó en las subastas de emergencia que evitaron el colapso de la liquidez en el sistema hace más de un año. Entre ellos, los bancos españoles, sacando pecho (¿ahora quizá de forma precipitada?) han devuelto 44.000 millones.
Mario Draghi hablaba de contagio positivo hace pocos días. Dos términos antitéticos de esos tan al uso en esta crisis. ¿Quién no recuerda eso de la austeridad expansiva?, por no hablar de sus efectos... Bueno, pues lo cierto es que Draghi se refería así a cómo el círculo vicioso en el que estaban inmersos los mercados había dado paso a un círculo virtuoso. Por obra y gracia de su ya célebre declaración de que hará lo que sea necesario para defender el euro "y créanme será suficiente". Lo cierto es que los tipos de interés han bajado de forma sustancial desde que en julio el italiano mandara el aviso a los especuladores. Y ello ha permitido rebajar el coste de financiación de los países con más desequilibrios, especialmente de España. Y no sólo del Estado si no también de las grandes empresas y bancos que hasta hace meses se encontraban fuera del mercado.
¿Qué otras condiciones nos son favorables? El rescate a la banca ha despejado las dudas sobre la liquidez del sistema y Bruselas ha flexibilizado el cumplimiento de los objetivos de déficit para no ahogar a la economía. Dos aspectos claves para despejar el camino a la recuperación. Pero todo esto puede no servir para nada si el Gobierno gestiona mal la crisis ahora abierta (la rueda de prensa de María Dolores de Cospedal y la ausencia de Rajoy apuntan exactamente en esa dirección) y pierde la legitimidad que necesita para seguir adelante con las reformas, los ajustes, para desatascar la burocracia que tapona la creación de empresas, para luchar contra el fraude fiscal (¿con qué cara?)...
Los ciudadanos han encajado las subidas de impuestos y los recortes en servicios sociales fundamentales, y muchos han perdido su empleo; las empresas, las que han sobrevivido, han hecho importantes ajustes para mantener su competitividad pese al entorno recesivo y han logrado reducir su deuda. La recuperación no puede esperar más. Ni los españoles tampoco.
Victoria Carvajal, economista por la New York University, fue redactora en la sección de Economía de El País en los años convulsos de la peseta en su recta final hacia la unión monetaria. Ahora en este blog pretende analizar el también convulso momento que vive la zona euro y otros temas relacionados con la economía internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario