viernes, 1 de febrero de 2013

En la línea de la célebre carta dE Emile Zola

Yo acuso


Carta a Mariano Rajoy Brey
Presidente del Gobierno de España

Señor: ¿Me permite que le diga (...) que su estrella (...) está amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha? Por eso me dirijo a usted gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Es mi deber: no quiero ser cómplice.
 
Yo le acuso a usted como presidente del Partido Popular de haber permitido la corrupción financiera dentro de su organización. Aunque no fuese usted partícipe de estas actividades –permítame que lo dude-, es usted responsable como máxima autoridad dentro de su partido por no haber puesto los medios para evitar estas prácticas delictivas. De saberlo, le acuso de delincuente. De no saberlo, le acuso de incompetente.
Le acuso como presidente del Gobierno de haber provocado con su silencio el descrédito nacional e internacional no solo de su partido sino de la política española. Le acuso de arrojar una sombra de duda sobre todo el país con su incomparecencia pública que solo puedo interpretar como cobardía y temor de quien algo oculta. Si tuviera usted la conciencia tranquila y las cuentas claras debería haber salido de inmediato a responder a las acusaciones que pesan sobre usted. Como no lo ha hecho cada segundo que pasa me parece usted más sospechoso, más culpable. Como poco, culpable de faltar a sus obligaciones de presidente del Gobierno que debe rendir cuentas a la opinión pública cuando esta se las pide.
Le acuso pues de ser un cobarde por no atajar de inmediato esas faltas de las que se le acusan si es que son verdaderas. Le acuso de ser un irresponsable por dejar así que cunda el pánico, la indignación y el desánimo entre sus ciudadanos. Le acuso de ser un miserable por dejar que su miedo, indecisión o indiferencia se conviertan en desconfianza hacia todo nuestro sistema democrático y hacia nuestro país a los ojos del extranjero. Le acuso de indigno por abandonar a los millones de personas que le votaron en las angustiosas dudas que ahora les acucian. Y le acuso de traidor a todos nosotros por hacer caso omiso a un clamor que le pide respuestas y por anteponer sus propios intereses al interés común. Cada segundo que pasa y usted no comparece es una puñalada en las espalda de los ciudadanos. Tenga esto bien claro.
Yo acuso también a su partido de mentirnos al afirmar que no sabía nada de los papeles de Bárcenas. Aparte de la inconsistencia del argumento y la escasa credibilidad de su partido, les acuso porque ya hay un miembro de su organización que ha declarado públicamente que recibió un préstamo que consta en esos papeles. Les acuso además porque otra persona del partido escribió también públicamente hace unos días que existían pagos a sus miembros y ustedes no le han denunciado por difamación. Entiendo que lo que ustedes niegan ante la opinión pública para intentar salvarse, no lo niegan ante los tribunales porque saben que no tienen pruebas en su defensa. Si las tienen, les acuso del delito de ocultación.
Acuso a todos los nombres que aparecen en los papeles de irresponsabilidad y estupidez por no presentar de manera fulminante ante la luz pública sus patrimonios y papeles que acrediten que están ustedes libres de toda sospecha. Al no hacerlo contribuyen ustedes a que su honor quede en entredicho. Les acuso por tanto de deshonestos, incluso con ustedes mismos, que es el más alto grado de pérdida de conciencia.
Acuso demás a la cúpula del Partido Popular de antidemocrático al amenazar con llevar a los tribunales a quien difunda las informaciones veraces publicadas sobre los papeles. La acuso de difamación por acusarnos a los periodistas de difamarles a ellos. La acuso de infame por negar la evidencia de esos papeles que hasta un examen grafológico han demostrado que pertenecen a su ex tesorero, Luis Bárcenas, que tampoco ha negado que sean suyos. La acuso de indignante por atribuirse la indignación en este caso cuando resulta palmario, como acabo de exponer, que la actuación del partido está siendo lamentable, independientemente de las implicaciones penales del caso. Y por último acuso a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, de indigna de la posición que ocupa por negar ante la opinión pública lo que toda la opinión pública está viendo.
Por todo ello, señor presidente, acuso a su Gobierno y a la cúpula de su partido de ineficacia, ineptitud, incoherencia, cinismo, soberbia, prepotencia, falsedad, manipulación, ocultación, irresponsabilidad, traición, deshonor y degradación, cuanto menos moral y política. Les acuso de ser incapaces para gobernar este país y gobernar su propio partido. Por eso tengo que pedirles que dimitan en bloque y lo hagan cuanto antes.
 
No ignoro que al formular estas acusaciones arrojo sobre mí los artículos (...) que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. Solo un sentimiento me mueve, solo deseo que la luz se haga (...). Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.
 
Así lo espero.
 
Javier Gallego
1 de febrero de 2013
 
(Los párrafos en cursiva pertenecen al famoso alegato de Émile Zola publicado el 13 de enero de 1898 en el diario L’Aurore)

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