Yo acuso
Javier Gallego
Carta a Mariano Rajoy Brey
Presidente del Gobierno de España
Señor: ¿Me permite que le diga (...) que su estrella (...) está
amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha? Por eso me dirijo a
usted gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre
honrado. Es mi deber: no quiero ser cómplice.
Yo le acuso a usted como presidente del Partido Popular de haber
permitido la corrupción financiera dentro de su organización. Aunque no
fuese usted partícipe de estas actividades –permítame que lo dude-, es
usted responsable como máxima autoridad dentro de su partido por no
haber puesto los medios para evitar estas prácticas delictivas. De
saberlo, le acuso de delincuente. De no saberlo, le acuso de
incompetente.
Le acuso como presidente del Gobierno
de haber provocado con su silencio el descrédito nacional e
internacional no solo de su partido sino de la política española. Le
acuso de arrojar una sombra de duda sobre todo el país con su
incomparecencia pública que solo puedo interpretar como cobardía y temor
de quien algo oculta. Si tuviera usted la conciencia tranquila y las
cuentas claras debería haber salido de inmediato a responder a las
acusaciones que pesan sobre usted. Como no lo ha hecho cada segundo que
pasa me parece usted más sospechoso, más culpable. Como poco, culpable
de faltar a sus obligaciones de presidente del Gobierno que debe rendir
cuentas a la opinión pública cuando esta se las pide.
Le acuso pues de ser un cobarde por no atajar de inmediato esas faltas
de las que se le acusan si es que son verdaderas. Le acuso de ser un
irresponsable por dejar así que cunda el pánico, la indignación y el
desánimo entre sus ciudadanos. Le acuso de ser un miserable por dejar
que su miedo, indecisión o indiferencia se conviertan en desconfianza
hacia todo nuestro sistema democrático y hacia nuestro país a los ojos
del extranjero. Le acuso de indigno por abandonar a los millones de
personas que le votaron en las angustiosas dudas que ahora les acucian. Y
le acuso de traidor a todos nosotros por hacer caso omiso a un clamor
que le pide respuestas y por anteponer sus propios intereses al interés
común. Cada segundo que pasa y usted no comparece es una puñalada en las
espalda de los ciudadanos. Tenga esto bien claro.
Yo
acuso también a su partido de mentirnos al afirmar que no sabía nada de
los papeles de Bárcenas. Aparte de la inconsistencia del argumento y la
escasa credibilidad de su partido, les acuso porque ya hay un miembro
de su organización que ha declarado públicamente que recibió un préstamo
que consta en esos papeles. Les acuso además porque otra persona del
partido escribió también públicamente hace unos días que existían pagos a
sus miembros y ustedes no le han denunciado por difamación. Entiendo
que lo que ustedes niegan ante la opinión pública para intentar
salvarse, no lo niegan ante los tribunales porque saben que no tienen
pruebas en su defensa. Si las tienen, les acuso del delito de
ocultación.
Acuso a todos los nombres que aparecen en
los papeles de irresponsabilidad y estupidez por no presentar de manera
fulminante ante la luz pública sus patrimonios y papeles que acrediten
que están ustedes libres de toda sospecha. Al no hacerlo contribuyen
ustedes a que su honor quede en entredicho. Les acuso por tanto de
deshonestos, incluso con ustedes mismos, que es el más alto grado de
pérdida de conciencia.
Acuso demás a la cúpula del
Partido Popular de antidemocrático al amenazar con llevar a los
tribunales a quien difunda las informaciones veraces publicadas sobre
los papeles. La acuso de difamación por acusarnos a los periodistas de
difamarles a ellos. La acuso de infame por negar la evidencia de esos
papeles que hasta un examen grafológico han demostrado que pertenecen a
su ex tesorero, Luis Bárcenas, que tampoco ha negado que sean suyos. La
acuso de indignante por atribuirse la indignación en este caso cuando
resulta palmario, como acabo de exponer, que la actuación del partido
está siendo lamentable, independientemente de las implicaciones penales
del caso. Y por último acuso a la secretaria general del partido, María
Dolores de Cospedal, de indigna de la posición que ocupa por negar ante
la opinión pública lo que toda la opinión pública está viendo.
Por todo ello, señor presidente, acuso a su Gobierno y a la cúpula de
su partido de ineficacia, ineptitud, incoherencia, cinismo, soberbia,
prepotencia, falsedad, manipulación, ocultación, irresponsabilidad,
traición, deshonor y degradación, cuanto menos moral y política. Les
acuso de ser incapaces para gobernar este país y gobernar su propio
partido. Por eso tengo que pedirles que dimitan en bloque y lo hagan
cuanto antes.
No ignoro que al formular estas acusaciones arrojo sobre mí los
artículos (...) que se refieren a los delitos de difamación. Y
voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. Solo un
sentimiento me mueve, solo deseo que la luz se haga (...). Mi ardiente
protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a
los Tribunales y que me juzguen públicamente.
Así lo espero.
Javier Gallego
1 de febrero de 2013
(Los párrafos en cursiva pertenecen al famoso alegato de Émile Zola publicado el 13 de enero de 1898 en el diario L’Aurore)
No hay comentarios:
Publicar un comentario