El Juez Castro estrecha el cerco a Urdangarín y su socio
Iñaki Urdangarin, y su socio, Diego Torres,“se
desentienden de las reglas que rigen la contratación pública con tal de
conseguir su objetivo, que no es otro que el de desviar fondos públicos
en beneficio propio o ajeno”. Así se pronuncia el juez José Castro, que
investiga la supuesta apropiación indebida de fondos públicos de
Urdangarin y Torres a través del Instituto Nóos, en un auto de 542
páginas en el que explica el porqué de la fianza civil de 8,1 millones de euros que ha impuesto a los dos imputados,
solidariamente. En él desgrana también la nulidad de los acuerdos
millonarios obtenidos con la Generalitat Valenciana y el Gobierno de
Baleares.
El juez ha impuesto una fianza de 8,1 millones de
euros a ambos imputados. La mayoría del dinero logrado para organizar
eventos relacionados con el deporte y el turismo acabó en la caja de
empresas privadas de Urdangarin, de Torres o de ambos. Torres y
Urdangarin tienen un plazo de cinco días para reunir el dinero. Ambos
deben responder solidariamente, es decir, ponerse de acuerdo, ya que no
se establece qué cantidad debe aportar cada uno. En caso de no hacerse
efectiva la fianza acarrearía el embargo de sus propiedades.
En el auto el juez constata que existió “utilización fraudulenta y
deliberadamente de la figura del convenio para eludir la aplicación de
la Ley de contratos del sector público” y que ambos se beneficiaron de
decisiones arbitrarias, adoptadas mediante "un ejercicio abusivo de
poder, cuya finalidad era únicamente beneficiar a una determinada
entidad, al margen de cualquier consideración de utilidad o necesidad
pública”.
Al dibujar el cuerpo de los supuestos delitos cometidos, el juez
Castro asegura que el Instituto Nóos “dista abismalmente de poder ser
considerada como una entidad carente de lucro” y rechaza el
“desprendimiento económico del que dicen haber hecho gala [Urdangarin y
Torres] y del que se prevalecieron para obtener contrataciones
públicas”.
El juez puntualiza además que Iñaki Urdangarin permaneció ligado a
Nóos más allá de su cese como presidente de la institución en marzo de
2006 y pese a que la Casa del Rey le había exigido que abandonara sus negocios.
“De hecho lo siguió siendo [presidente] con posterioridad”, según
consta en “innumerables datos”, explica en el auto. “Siempre estuvo
participando activamente en su administración” y por ello “siguió
negociando” con la entidad, asegura el juez, sobre la base de la
argumentación presentada por la Fiscalía Anticorrupción
El juez señala la supuesta autoría de Urdangarin y Torres que, han
tenido "intervención activa, en unión de otras personas", en los hechos
investigados. Por eso, justifica la imposición de una fianza millonaria
en que ambos aparecen en el auto como autores centrales porque son los
que perpetran los delitos, "derivando los fondos ilícitamente obtenidos
hacia las sociedades de su entorno".
El auto admite que no es el momento procesal para calificar la
autoría de los hechos, pero atribuye igualmente a Urdangarin y Torres la
posibilidad de ser autores de los delitos instrumentales continuados de
falsedad en documento oficial y en documento mercantil, de
prevaricación, de malversación de fondos públicos y de fraude a la
Administración.
Por otra parte, al duque de Palma se le atribuye, por hechos
sucedidos tras la apertura de la pieza de la fianza, tres posibles
delitos contra la hacienda pública, mientras que a Torres se le achaca
uno.El instructor José Castro, que justifica su decisión en un auto de 500 folios, ha decidido aceptar la petición fiscal para imponer una fianza
de responsabilidad civil a ambos para responder del supuesto daño
patrimonial causado a las arcas públicas. Los imputados presuntamente
usaron Nóos, una entidad sin ánimo de lucro, para lograr contratos
millonarios de los Gobiernos de Baleares, y la Comunidad Valenciana,
ambos del PP, sin que mediara concurso alguno.
Torres y Urdangarin montaron un negocio en 2003 basado en la posición privilegiada del yerno del Rey,
que se encargaba de las relaciones públicas para lograr contratos de
distintas administraciones. Durante los tres primeros años, su negocio,
articulado bajo el paraguas de una supuesta entidad sin ánimo de lucro
llamada Instituto Nóos, logró más de siete millones de euros de los
Gobiernos de Baleares y de la Comunidad Valenciana, en este caso con la
colaboración del Ayuntamiento de Valencia.
La mayor parte de ese dinero no se dedicaba a organizar los eventos
para los que habían sido contratados sino que formaba parte de los
beneficios de Torres y Urdangarin, que simulaban supuestos contratos de
prestación de servicios suscritos por el Instituto Nóos con empresas
privadas con ánimo de lucro que eran de su propiedad, según la
investigación judicial y policial.
Una de las empresas privadas más beneficiadas por el negocio de
Urdangarin y Torres a través del Instituto Nóos se llama Aizoon y es
propiedad del duque de Palma y de su esposa, la infanta Cristina. Pese a
este hecho y a que la infanta formaba parte de la Junta Directiva de
Nóos, el juez José Luis Castro, que instruye esta causa, no ha visto
indicios suficientes para imputar de momento a la hija del Rey, al
considerar que su participación en la trama fue nula.
Sin embargo, en los últimos meses se han conocido correos
electrónicos que implicarían a la infanta Cristina en alguna mediación a
favor de los negocios de su marido y el socio de Urdangarin, Diego
Torres, amenaza con hacer públicos nuevos correos electrónicos para
involucrar todavía más a la esposa del duque de Palma en los irregulares
negocios de Nóos.
El caso Nóos arrancó tras descubrir el juez en unos
registros relacionados con el caso Palma Arena —la construcción de un
polideportivo con un 100% de sobrecoste sobre el precio de licitación de
la obra— unos documentos sobre los contratos del Gobierno balear que
presidía Jaume Matas con el Instituto Nóos para organizar en Palma de
Mallorca unos eventos relacionados con el turismo y el deporte.
Tras más de un año de investigación, la fiscalía y el juez han
descubierto numerosas ilegalidades en la forma de actuar de Nóos, por lo
que imputó a sus dos principales responsables por considerar que hay
indicios suficientes de que han podido cometer los delitos de
malversación de fondos públicos, falsedad documental y fraude a la
administración. La investigación también ha destapado dos supuestos
delitos fiscales cometidos por el duque de Palma a través de la empresa
Aizoon cuya propiedad comparte con su mujer.
Diego Torres, quien en otro tiempo fue socio de Iñaki Urdangarin,
amenaza con hacer públicos nuevos correos electrónicos con los que
asegura puede demostrar el papel activo de la esposa de la infanta
Cristina en el entramado empresarial creado alrededor del Instituto Nóos
para desviar fondos públicos. Según publica hoy ‘El Mundo’, el
empresario ha dejado claro que no admitirá que su mujer esté imputada “y
que no le esté la infanta Cristina”.
El año pasado, Diego Torres advirtió de que tenía en su poder “200
correos electrónicos comprometedores” con los que podía “cargarse la
Monarquía”. El exsocio del duque de Palma se refiere a ellos como
“bombas atómicas”. Según el entorno de Diego Torres, hay mensajes que
demostrarían la participación de la hija del Rey en los negocios
presuntamente ilegales de Nóos, que “harían inevitable” la imputación de
la infanta. Doña Cristina es la única de las cinco personas de la junta
directiva de Nóos que no está imputada en este caso.
“¡Pero si cenábamos los matrimonios cada quince días para hablar de cómo
iba todo en Nóos! Lo sabía todo y se llevó el dinero”, ha afirmado
Diego Torres a su círculo más próximo. El exsocio de Urdangarin ha
asegurado que la infanta estaba al corriente de las operaciones de Nóos y
que, incluso, colaboró en la captación de clientes y en el cobro de las
deudas pendientes.
El cerco a la hija del Rey se ha hecho más palpable desde que se
hicieran públicos unos mails que han puesto en evidencia a su secretario
en la Zarzuela, Carlos García Revenga. Los correos han sido enviados
por Diego Torres al juez y en ellos queda claro que García Revenga no
sólo estaba al tanto de todo lo que se cocinaba en Nóos, sino que se
involucró en proyectos para captar clientes, “100 corporaciones, 100
instituciones públicas o semipúblicas, 100 pymes y 100 ayuntamientos”, y
para organizar jornadas de trabajo: “conferencias en Barcelona,
Madrid”, y cenas y desayunos de trabajo.
El empleado de la Casa Real consiguió “reuniones” con directivos de
diferentes grupos de comunicación nacionales, como TVE, Grupo Zeta,
Planeta, Recoletos, Vocento y Godó, entre otros. García Revenga
acompañó, además, a Urdangarin a visitar grandes empresas españoles,
muchas de ellas del Ibex 35, para captarles como clientes.
En un editorial, este miércoles, El Mundo reclama a la Casa
Real que “aparte” al secretario de las infantas, al menos hasta que
aclare su implicación ante el juez. El próximo 23 de febrero García
Revenga está citado a declarar, en calidad de imputado.
Una situación que, según el diario de Pedro J. Ramírez, “pone en una
difícil situación a la Casa del Rey, que, por razones de ejemplaridad,
no puede consentir que una persona imputada siga prestando sus servicios
en la institución”.
El Mundo, por otra
parte, cree que la infanta Cristina también debería estar imputada. “La
Infanta asistía a las reuniones, aprobaba los acuerdos y cobraba parte
de los beneficios de Nóos a través de Aizoon, de la que poseía el 50%”,
recuerda el diario.
“Pensar que no se enteraba de nada es considerar que es una persona
carente de la más mínima voluntad e inteligencia”, añade el editorial de
El Mundo.
No es el único periódico que esta mañana dedica su editorial a este asunto. También lo hace el monárquico ABC,
que, aunque mucho más cuidadoso en su lenguaje, se limita a recordar
que “la ley es igual para todos”, según afirmó el Rey en su discurso
navideño de 2011.
El País también se centra en el caso Urdangarin en su editorial, en el que advierte de que “el prestigio de la Corona está “en riesgo”, aunque, a diferencia de El Mundo, no señala a la infanta Cristina ni pide su imputación.
El periódico de PRISA cree que “falta más pasos hacia la
institucionalización y hacia la transparencia económica de la Casa del
Rey. Una tajante separación entre las funciones públicas de las personas
de la misma y cualesquiera otras actividades o negocios privados
habrían evitado la confusión que ahora rodea al secretario de las
infantas”, afirma el diario.
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