Descartados los colores encarnados, pues nadie en el Gobierno ni en el PP se pone como un tomate al escuchar el nombre de Bácernas ni el concepto financiación ilegal, el gris y el negro serán de otra vez tendencia entre los políticos, claro. Porque a los demás presentes en esta opereta barata -periodistas y personal diverso del Congreso-, les envuelve el rojo más ardiente. Ningún diputado ha preguntado al presidente si Bárcenas le ha entregado alguna vez uno de sus famosos sobres o si tiene conocimiento de que existan grabaciones suyas, como el extesorero presumía tener guardadas entre sus íntimos. Ni uno solo de los representantes de los ciudadanos se ha atrevido a plantearle la cuestión. Ni tan siquiera Rubalcaba, que tras rechazar la semana pasada, justo antes de que saltara el caso de Amy Martin, un pacto anticorrupción, ahora presenta uno propio con el empleo como protagonista. Así son los grandes modistos, les gusta firmar sus piezas, aunque sean una fotocopia. El ego de los líderes no tiene nada que envidiar al de John Galliano. Así que Rubalcaba ha enseñado el boceto y Rajoy se lo ha aceptado. Habrá que ver cómo queda luego una vez fabricado. Lo ves en la pasarela y luego no lo reconoces en el corner de El Corte Inglés. Lo mismo sucede con lo que se vende desde el hemiciclo, en el BOE pierde todo el glamour. Como ha dicho sabiamente Soraya Saénz de Santamaría: "La corrupción no entiende de colores".
La transparencia es otro de los hits de la colección. Justo en eso coinciden con lo que las webs de moda cuelgan ya en sus portadas a modelos con tejidos etéreos y reveladores. Solo que los partidos no están dispuestos a que se les vea la ropa interior. Quieren que los más de 20.000 organismos de la Administración Pública se vistan con tules pero a los partidos ni tocarlos. La Ley de Transparencia, que se está tramitando estos días en el Congreso, es el vehículo perfecto para dejarse de gestos y demostrar auténtica intención de dejar de ser opacos, pero ni PP ni PSOE están por la labor de autoincluirse. Soraya Saénz de Santamaría lo ha dejado clarísimo refiriéndose sólo a la transparencia obligatoria de las instituciones como la gran señal de que el robar se va a acabar. Rajoy se ha dado por satisfecho con el informe que el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales está preparando sobre regeneración democrática. Y el PSOE, por descontando, no quiere ni pensar cómo estaría su cúpula con trajes tan descocados.
Con tendencias como estás, más vale volver a sacar la ropa del año pasado del armario.
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