OPINIÓN
El paro, cerca del estallido social
José Oneto
Los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) que se
han hecho públicos este jueves, dibujan una situación dramática del
país, después de un año de gobierno del PP,
de una reforma laboral que iba a suponer según los populares el inicio
de la creación de empleo y que se ha convertido en una máquina de
destrucción de puestos de trabajo, especialmente en el sector público
por los ajustes.
Los datos conocidos lo que reflejan es un progresivo empobrecimiento de la población (más de tres millones de españoles llevan más de un año en el desempleo, y 1,8 millones de familias tienen a todos sus miembros en el paro), un aumento espectacular del paro juvenil (930.200 con una tasa del 55,2 por ciento), un total de desempleo del 26,02%, tres puntos o más que 2011, y unas perspectivas económicas que si bien hace unas semanas se presentaban medianamente optimistas, ahora, después del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que augura un 2013 peor que el 2012 y una acentuación de la recesión económica, parece imposible una más o menos inmediata recuperación económica.
Y, sobre todo, unos pronósticos tan optimistas como los del secretario de Estado de Encomía y Apoyo a la Empresa, Fernando Jiménez Latorre, al anunciar que se crearán puestos de trabajo a finales de este año o principios de 2014, algo realmente imposible, mientras la economía española no crezca por encima del dos por ciento, cuando este año volveremos a cerrar con recesión económica, agravada además en el último trimestre del año.
La EPA, que ha arrojado una cifra cercana a los seis millones de desempleados (5.965.4005), una cifra inédita hasta ahora en la economía española, una tasa de paro del 26,02 por ciento, una destrucción de empleo, en el último año de 850.500 puestos de trabajo, una subida de 158.700 personas respecto a 2011, supera de esta forma todas las magnitudes, especialmente la tasa de paro de toda la serie histórica que comienza en 2001.
Remontándose más atrás, utilizando series no comparables, los datos sólo abarcan hasta 1976. En ningún trimestre desde entonces se ha registrado una tasa de desempleo tan elevada como la actual. De esta forma, 2012 se convierte en el sexto año consecutivo en el que se incrementa el número de desempleados. Y todo eso sin contar con los datos de Bruselas que indican que la cifra de los seis millones de desempleados se superó al finalizar el último trimestre del pasado año, con lo que es posible que este año terminemos en una cifra cercana a los siete millones, un auténtico drama que puede producir, en la situación española, un verdadero “estallido social”.
La mezcla de la crisis económica, con estas escalofriantes cifras, con el paro de larga duración (la gran conquista es que, según acaba de declarar el presidente del Gobierno, el plan Prepara va a ser prorrogado otros seis meses), con el creciente número de familias con todos sus miembros en paro, con los diarios y obscenos espectáculos de corrupción que aparecen en la vida pública, con la falta de reacción de la clase política ante ese cáncer, y con la precariedad con la que están viviendo miles y miles de familias que se están yendo a la cama con una sola comida al día, es una mezcla explosiva. Y eso, algún día, explotará.
Los datos conocidos lo que reflejan es un progresivo empobrecimiento de la población (más de tres millones de españoles llevan más de un año en el desempleo, y 1,8 millones de familias tienen a todos sus miembros en el paro), un aumento espectacular del paro juvenil (930.200 con una tasa del 55,2 por ciento), un total de desempleo del 26,02%, tres puntos o más que 2011, y unas perspectivas económicas que si bien hace unas semanas se presentaban medianamente optimistas, ahora, después del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que augura un 2013 peor que el 2012 y una acentuación de la recesión económica, parece imposible una más o menos inmediata recuperación económica.
Y, sobre todo, unos pronósticos tan optimistas como los del secretario de Estado de Encomía y Apoyo a la Empresa, Fernando Jiménez Latorre, al anunciar que se crearán puestos de trabajo a finales de este año o principios de 2014, algo realmente imposible, mientras la economía española no crezca por encima del dos por ciento, cuando este año volveremos a cerrar con recesión económica, agravada además en el último trimestre del año.
La EPA, que ha arrojado una cifra cercana a los seis millones de desempleados (5.965.4005), una cifra inédita hasta ahora en la economía española, una tasa de paro del 26,02 por ciento, una destrucción de empleo, en el último año de 850.500 puestos de trabajo, una subida de 158.700 personas respecto a 2011, supera de esta forma todas las magnitudes, especialmente la tasa de paro de toda la serie histórica que comienza en 2001.
Remontándose más atrás, utilizando series no comparables, los datos sólo abarcan hasta 1976. En ningún trimestre desde entonces se ha registrado una tasa de desempleo tan elevada como la actual. De esta forma, 2012 se convierte en el sexto año consecutivo en el que se incrementa el número de desempleados. Y todo eso sin contar con los datos de Bruselas que indican que la cifra de los seis millones de desempleados se superó al finalizar el último trimestre del pasado año, con lo que es posible que este año terminemos en una cifra cercana a los siete millones, un auténtico drama que puede producir, en la situación española, un verdadero “estallido social”.
La mezcla de la crisis económica, con estas escalofriantes cifras, con el paro de larga duración (la gran conquista es que, según acaba de declarar el presidente del Gobierno, el plan Prepara va a ser prorrogado otros seis meses), con el creciente número de familias con todos sus miembros en paro, con los diarios y obscenos espectáculos de corrupción que aparecen en la vida pública, con la falta de reacción de la clase política ante ese cáncer, y con la precariedad con la que están viviendo miles y miles de familias que se están yendo a la cama con una sola comida al día, es una mezcla explosiva. Y eso, algún día, explotará.
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