Rajoy no quita presión y crea más desconfianza
Madrid.- Esperanza Aguirre insultó el miércoles en una reunión del PP de Madrid a Dolores de Cospedal por su gestión del caso Bárcenas y se pronunció abiertamente por la dimisión de Ana Mato
como ministra de Sanidad. Según la encuesta de Metroscopia para EL
PAÍS, la expresidenta de la Comunidad de Madrid se subía a la ola de la
opinión mayoritaria, aunque pasara por encima de la posición de su
partido.
Según el citado sondeo, la estrategia del PP no está dando sus frutos o, al menos, no está consiguiendo convencer a los ciudadanos, ni siquiera a sus votantes. Es más, la aparición en una pantalla de Mariano Rajoy explicándose ante los suyos ha aumentado el porcentaje de españoles que no creen en su versión. En la encuesta previa el 76% decía no estar satisfecho con las explicaciones y ahora ese porcentaje es del 79%. Todos los sondeos muestran desde hace años una notable pérdida de credibilidad del presidente. Como si fuera un carné por puntos, ha ido perdiendo crédito a chorros con los incumplimientos del programa y cuando necesita echar mano de su palabra, con un discurso muy personal, se encuentra con dificultades. Los dirigentes del PP, tras el abatimiento inicial, han asomado la cabeza ligeramente y han lanzado la contraofensiva, pero Rajoy lo ha convertido en una cuestión de fe casi imposible. Aguirre tenía razón al menos en la falta de eficacia de su estrategia y Rajoy y Cospedal son los líderes que, según el sondeo, peor han actuado. En cambio, la lideresa de Madrid es la dirigente popular con mayor respaldo en su actuación y, aunque la mayoría de votantes del PP no la comparte, tiene más apoyo que el presidente y la secretaria general. También nadaba a favor de corriente al pedir la dimisión de Mato, porque el 83% cree que debe abandonar. Incluso, el 70% de los votantes del PP lo cree, no por responsabilidad penal, sino por responsabilidad política. Su intención es no irse, porque no ve motivos, porque considera falsas acusaciones como la del confeti y su reto es dar la vuelta a la opinión pública. Del sondeo se deduce que la decisión de Rubalcaba de pedir la dimisión de Rajoy solo es apoyada por una mayoría ajustada de votantes del PSOE y una mayoría de ciudadanos dice que se pasó de frenada.
Según el citado sondeo, la estrategia del PP no está dando sus frutos o, al menos, no está consiguiendo convencer a los ciudadanos, ni siquiera a sus votantes. Es más, la aparición en una pantalla de Mariano Rajoy explicándose ante los suyos ha aumentado el porcentaje de españoles que no creen en su versión. En la encuesta previa el 76% decía no estar satisfecho con las explicaciones y ahora ese porcentaje es del 79%. Todos los sondeos muestran desde hace años una notable pérdida de credibilidad del presidente. Como si fuera un carné por puntos, ha ido perdiendo crédito a chorros con los incumplimientos del programa y cuando necesita echar mano de su palabra, con un discurso muy personal, se encuentra con dificultades. Los dirigentes del PP, tras el abatimiento inicial, han asomado la cabeza ligeramente y han lanzado la contraofensiva, pero Rajoy lo ha convertido en una cuestión de fe casi imposible. Aguirre tenía razón al menos en la falta de eficacia de su estrategia y Rajoy y Cospedal son los líderes que, según el sondeo, peor han actuado. En cambio, la lideresa de Madrid es la dirigente popular con mayor respaldo en su actuación y, aunque la mayoría de votantes del PP no la comparte, tiene más apoyo que el presidente y la secretaria general. También nadaba a favor de corriente al pedir la dimisión de Mato, porque el 83% cree que debe abandonar. Incluso, el 70% de los votantes del PP lo cree, no por responsabilidad penal, sino por responsabilidad política. Su intención es no irse, porque no ve motivos, porque considera falsas acusaciones como la del confeti y su reto es dar la vuelta a la opinión pública. Del sondeo se deduce que la decisión de Rubalcaba de pedir la dimisión de Rajoy solo es apoyada por una mayoría ajustada de votantes del PSOE y una mayoría de ciudadanos dice que se pasó de frenada.
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