miércoles, 23 de enero de 2013

Nace un nuevo periodismo libre y de calidad en la Red


¿Quién paga la prensa libre en internet?


El problema

La prensa tradicional se enfrenta a una crisis provocada por dos factores:
  • La crisis financiera ha precipitado el fracaso de un modelo empresarial que primero intentó construir conglomerados mediáticos y luego apostó en el casino financiero.
  • La revolución digital ha triturado antiguos modelos económicos de la prensa tradicional, además de poner patas arriba la forma de hacer periodismo.
  • Ambos factores se retroalimentan: se ahondan los déficits mientras descienden los lectores, se reduce la recaudación publicitaria y se suceden los despidos.
El panorama es desolador. Los medios se descapitalizan. La crisis del sector es aprovechada por los poderes financieros, que pasan a controlar la información haciendo valer su condición de prestamistas, luego acreedores y, finalmente, accionistas de las empresas mediáticas.
Una prensa económicamente frágil es una prensa vulnerable. Y una prensa vulnerable está expuesta a ser corrompida en su esencia democrática: la calidad y la independencia de la información.
Así, la crisis de la prensa le impide muchas veces ejercer su papel de control y contrapeso de los grandes poderes y se ha convertido en un factor más que amplía y agrava la crisis de la democracia española.

La falsa solución

Frente a esta doble crisis han aparecido distintas alternativas. La principal se basa en un modelo que entierra el papel, al que se declara difunto, y promueve webs que ofrecen su información a los lectores de modo gratuito.
¿Pero quién paga los costes de esos nuevos productos periodísticos que se ofrecen gratuitamente? Los promotores de esa fórmula responden que los costes se abaratan por la desaparición de la infraestructura industrial (rotativas, papel o distribución) que pesaban fuertemente en la prensa tradicional, lo que es cierto. ¿Pero quién sufraga la retribución digna de profesionales formados e independientes y los recursos materiales que permiten la realización de su trabajo? Eso, responden, debería pagarse con el maná publicitario, el dinero que procede de las compañías privadas y las instituciones.
Pero ese dinero no se trasvasa de los periódicos a internet y escasea aún más con la crisis. No llega en la cantidad que se espera. Y cuando llega lo hace a menudo con contrapartidas editoriales, es decir, con condicionantes para la información. Y así se desemboca en un proceso de sometimiento del periodismo a los poderes financieros y políticos.
A cambio de liberar a los lectores de cualquier obligación de pago, se corre el riesgo de privarles del derecho a conocer la verdad. Son los financiadores de los medios en internet quienes imponen su ley y lo hacen a través de fórmulas denominadas “acuerdos” o “patrocinios”.
Así, las grandes corporaciones pasan a disfrutar de una inmunidad periodística como no se había conocido en la historia reciente.

Nuestro modelo:
una nueva alianza de periodistas y ciudadanos

Nos gustaría poner en marcha un modelo nuevo.
Una nueva prensa que no aborrece del papel y por eso combina un periódico digital, infoLibre, con un mensual impreso, Tinta Libre.
Una nueva prensa que ve en internet no una amenaza sino una oportunidad de entablar un diálogo entre periodistas y ciudadanos.
Una nueva prensa que se dirige a un público consciente e implicado, que comparte valores y que entabla una conversación democrática.
Una nueva prensa que contradice el dogma que afirma que en internet solo existe una fórmula: el máximo de audiencia y la gratuidad total. Un dogma falso porque se apoya en un engaño y en una quimera. El engaño de que la independencia no cuesta y la quimera de que cualquier financiación que se recibe no compromete la independencia del periodista.
Una nueva prensa que sostiene que la única garantía duradera de libertad de un medio es la fidelidad y el compromiso con sus lectores. Y el valor de sus informaciones procede de la calidad de sus periodistas. Por medio del acto de compra a un precio justo, los lectores expresan su fidelidad y garantizan a la vez la independencia de los profesionales de la información.
InfoLibre y Tinta Libre se sostendrán con dos fuentes de financiación: una que aspiramos a que sea la fundamental, las aportaciones de los lectores; y otra, complementaria, los ingresos publicitarios.
La aportación de los lectores se concretará en una suscripción que tendrá un precio justo y modulará sus tarifas para facilitar el acceso a las personas en situación económica más frágil.
Los ingresos publicitarios serán transparentes. No se aceptará confusión alguna entre la información y la publicidad ni fórmulas de patrocinio que adulteren los contenidos informativos. No se firmará ningún acuerdo secreto con empresas.
Nuestro único compromiso es con los lectores. Este es el pacto que les proponemos.

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