Lo que los mayores medios no dicen sobre la Comisión Europea
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
El estruendoso fracaso de las políticas neoliberales, caracterizadas por promover políticas de recortes del gasto público como medida de reducción del déficit y de la deuda pública, está llevando a una reconsideración por parte de varias instituciones y organismos internacionales del mérito de tales políticas.
Vimos hace unos días cómo el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Sr. Olivier Blanchard, reconoció que el FMI se había equivocado promocionando tales políticas, que han sido contraproducentes y han tenido el efecto opuesto al que buscaban.
Es decir, al descender la demanda doméstica (debido a tales recortes), las economías han entrado en una mayor recesión, incrementando el déficit público (en lugar de reducirlo). Tal reconocimiento (ver mi artículo ¿Mea culpa por parte del FMI? Público, 10.01.13) no fue obstáculo, sin embargo, para que continuaran imponiendo esta austeridad a Portugal al día siguiente de entonar el “Mea Culpa”.
Ahora acabamos de ver algo semejante en la Comisión Europea, una de las instituciones más neoliberales dentro de la estructura de la Unión Europea. Esta Comisión, predominantemente a través del Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el Sr. Olli Rehn, ha liderado la promoción de tales políticas de austeridad imponiéndolas a los países de la Eurozona. Su última entrevista a varios rotativos europeos, incluido El País (“La alternativa a los ajustes en España era acabar en un callejón sin salida”. 18.01.13), continúa reproduciendo los mismos mitos (ver mi artículo Mitos de la sabiduría convencional, publicado en Público. 21.01.13), impermeable a los datos que muestran el fracaso de tales políticas. Pero un nuevo documento ha salido de la Comisión que, por fin, señala que tales políticas eran erróneas.
Lo firma la Dirección General de la Comisión Europea de Ocupación, Asuntos Sociales e Inclusión y se titula Employment and Social Developments in Europe 2012. En dicho documento se pueden leer frases como la siguiente: “Desde 2011 la ralentización del crecimiento económico, que se ha transformado en recesión en la UE, ha sido la consecuencia de las políticas de austeridad que han afectado a la demanda. Como consecuencia, hemos visto un notable crecimiento del desempleo”.
Sería aconsejable que hubiera comunicación dentro de la Comisión Europea porque, la misma semana que el liberal Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios alababa las políticas de austeridad, en otro lado del edificio donde está ubicada la Comisión se estaba distribuyendo y dando a conocer un informe con gran cantidad de datos, mostrando que tales políticas estaban empeorando la situación.
El informe también señala que tales políticas de austeridad están contribuyendo a la polarización social dentro de la Eurozona, ahondando todavía más el abismo existente entre el centro y la periferia de la Eurozona (llamándolo también entre Norte y Sur). Y, sorpresa, sorpresa, incluye lo que algunos de nosotros hemos estado diciendo: que aquellos países con amplias transferencias y servicios públicos del Estado del bienestar más desarrollados han tenido menos problemas, no sólo sociales, sino también económicos, que los países cuyos Estados del bienestar son austeros, es decir, pobres.
El documento también hace recomendaciones sensibles y muy razonables, como establecer un salario mínimo a nivel de todos los países de la Eurozona, a fin, entre otros objetivos, de estimular la demanda doméstica. Presenta también una lectura muy crítica de los supuestos milagros de recuperación económica, atribuidos por la Troika (que incluye la Comisión Europea, además del Banco Central Europeo y el FMI) a la aplicación de las políticas de austeridad, tales como los casos de Letonia, Estonia e Irlanda. El documento señala que las reformas han sido exitosas para los mercados financieros, pero han sido un desastre para la mayoría de la ciudadanía. Aunque no utiliza el término “desastre”, los indicadores que señala son claramente desastrosos. Durante el periodo de ortodoxia fiscal (es decir, de recortes), que abarca los años desde el 2008 al 2011, el desempleo casi se triplicó en Estonia, se duplicó en Letonia (y ello a pesar de la enorme emigración de la población joven a otros países), y superó el doble en Irlanda. Esta es la realidad todavía ignorada, cuando no ocultada, en los centros de los establishments financiero, político y mediático europeos. En España ninguno de los cinco rotativos más importantes del país ha informado de la existencia de este informe.
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