Tres gráficos desoladores para Rubalcaba
José Fernández-Albertos
El pasado sábado el CIS dio a conocer el avance de resultados
de la encuesta que siempre realiza después de cada debate sobre el
estado de la nación. Muchos medios han recogido el que quizá es el
principal resultado de esta encuesta: Rajoy, aun sin resultar
particularmente bien valorado (es de hecho peor valorado que algunos
líderes de partidos pequeños), superó holgadamente en el debate al líder
de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Aquí nos han llamado la
atención, por excepcionales, las malas valoraciones obtenidas por este
último, y las resumimos en tres gráficos.
1. La valoración de la actuación de Rubalcaba es independiente de la ideología del encuestado.
En principio, cabe esperar que las valoraciones de los
líderes políticos estén muy influidas por la afinidad ideológica del
encuestado con el candidato en cuestión. Esto es de hecho lo que
muestran las encuestas del CIS posteriores a todos los debates sobre
estado de la nación. Pero esta encuesta es una excepción. El “suspenso” a
Rubalcaba es universal. En todos los grupos ideológicos, el porcentaje
de encuestados que creen que Rubalcaba lo hizo bastante mal o muy mal es
mayor en 50 puntos o más que el porcentaje de los que piensan que lo
hizo bastante bien o muy bien. Las valoraciones de Rajoy, por el
contrario, sí reproducen este patrón general: los entrevistados más de
derecha le otorgan valoraciones más positivas que los de izquierda.
2. Rubalcaba es muy mal valorado por sus propios votantes.
El gráfico muestra las valoraciones que hicieron
aquellos entrevistados que votaron al PSOE en las elecciones de
Noviembre de 2011, y confirma el resultado anterior. Las barras
representan la suma de quienes valoraron la intervención de cada líder
político como “bastante bien” o “muy bien” (en gris), y quienes lo
valoraron como “bastante mal” o “muy mal” (en negro). Uno de cada dos
votantes socialistas cree que Rubalcaba lo hizo mal, mientras que sólo
uno de cada cinco cree que lo hizo bien. Lo sorprendente es que los
votantes socialistas valoran mucho mejor a los líderes de otros partidos
(IU y UPyD) que a su propio líder.
3. La excepcionalidad histórica.
Si comparamos este resultado con las encuestas
realizadas en otros debates anteriores podemos apreciar cuánto de
extraordinario es esto: Aunque siempre ha habido diferencias en el grado
de popularidad de un líder entre sus filas (con la excepción del debate
de 2010, Zapatero obtuvo siembre mejores valoraciones entre los
votantes del PSOE que Rajoy entre los del PP), nunca los votantes de un
partido habían suspendido la actuación de su líder*.
Existen dos formas de explicar estos resultados: una es que Rubalcaba
realizó un pésimo debate y la encuesta simplemente refleja la percepción
generalizada de que esto fue así. Muy probablemente esta es una
explicación insuficiente. Primero, porque por mala que fuera, no parece
que la intervención de Rubalcaba haya sido tan excepcional en la
historia de los debates del estado de la nación, que, seamos sinceros,
tampoco es que hasta la fecha hayan sido variaciones sobre el Discurso
de Gettysburg. Y segundo, porque lo excepcional en este caso es el
comportamiento de los ideológicamente afines, que son los que se han
vuelto particularmente críticos con su líder.
La
segunda interpretación de los datos es, si cabe, peor para el PSOE. Los
votantes socialistas han dejado de tener en Rubalcaba a un referente y, a
diferencia de los votantes de todos los demás partidos, el hecho de que
sea su líder el que emite un determinado mensaje, no hace ese mensaje
más atractivo o aceptable. Me temo que ese no es precisamente el tipo de
líder que un partido desearía tener.
*Nota: El CIS ofrece en sus informes los cruces de las valoraciones de
los líderes de los candidatos después de cada debate sobre el estado de
la nación sólo desde 2006. Para años anteriores se podrían calcular a
partir de los microdatos, pero las valoraciones agregadas ya apuntan que
ningún líder suspendió entre sus votantes en las encuestas anteriores.
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