domingo, 6 de enero de 2013

De El País edición del Domingo

Dos grandes gigantes de la sanidad privada, Capio y Ribera Salud, se reparten la privatización del sistema público

Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, inauguró el hospital de Torrejón en 2011.
El germen de Capio, la referencia en el negocio de colaboración con la sanidad pública, es diminuto. Se encuentra a mediados de los noventa en Castilla-La Mancha. En una clínica gestionada por un matrimonio de médicos (un neurocirujano y una radióloga), el Centro de Diagnóstico Recoletas. Ninguno de ellos continúa hoy en el accionariado del grupo; pero aquella clínica nació ya con vocación de cubrir “una ineficiencia del sistema público”, según una de las personas que participó en esos orígenes y prefiere guardar el anonimato. “Se pensó que había un hueco: las listas de espera”. Nada demasiado diferente de lo que ocurre hoy. A ese equipo médico se le unió pronto un cardiólogo, Fernando Largo, exmilitante socialista. Un experto en conciertos públicos que había ejercido durante seis años como director provincial del Insalud de Toledo y que acababa de ser destituido, de orden de Alberto Núñez Feijóo, de su puesto en el Ministerio de Sanidad, donde fue subdirector general de Conciertos en la última legislatura de Felipe González. Enseguida comenzaron a operar a un millar de pacientes de listas de espera en el centro de Albacete. En 1998, cuatro años después del nacimiento de Recoletas, la empresa contaba ya con cuatro hospitales en Castilla-La Mancha y unos 700 trabajadores. Decidieron sacar la cabeza al mercado. Buscar comprador. Y empezaron a hablar entre los socios de la creación de “un gran grupo sanitario”.
 Alberto de Rosa, director general de Ribera Salud.
El grupo Capio Sanidad facturó en 2011 algo más de 673 millones de euros. En torno al 75% de esa cifra salió de las arcas públicas. Más 500 millones procedentes de conciertos, concesiones y convenios con las administraciones, lo que le convierte en el principal proveedor privado de servicios sanitarios públicos en España. Un gestor cuyo margen de beneficio operativo suele andar entre el 15% y el 20%. Ribera Salud, por su parte, facturó el mismo año 385 millones. Todos los ingresos proceden de contratos con las comunidades de Madrid y Valencia, donde, de momento, concentra su negocio.
 Por su experiencia, estas dos empresas son las mejor situadas para competir por las nuevas oportunidades de negocio relacionadas con la gestión privada de servicios sanitarios públicos. Castilla-La Mancha y Madrid tienen la intención de sacar a concurso en breve cuatro y seis hospitales, respectivamente. Asimismo, la ola privatizadora está llamando a la puerta de otras regiones.
Pero hay más compañías que observan como una oportunidad los pasos que se están dando hacia la privatización. Como Sanitas, que participa en dos hospitales de gestión privada, uno en Manises (Valencia) y otro en Torrejón de Ardoz (Madrid). También de Hospitales de Madrid (HM), que ha manifestado su interés ante la salida al mercado de estas nuevas concesiones. O de USP-Quirón, otro gigante de la sanidad privada tras su reciente fusión y que en 2012 facturó en conjunto unos 650 millones (son datos provisionales). Una operación que refleja los movimientos de un sector que toma posiciones para situarse de cara al nuevo escenario de la sanidad público-privada.
Para ayudar en este proceso, contactaron con Víctor Madera, un médico asturiano treintañero que gestionaba centros de la Cruz Roja, y que estaba especializado en medicina deportiva. Formado en Estados Unidos, fue alumno de la primera promoción del master en Dirección y Gestión de Instituciones Sanitarias, impartido en la Escuela Nacional de Sanidad (ENS), una institución pública cuyo origen se remonta a principios del siglo XX. Entre sus mentores se encuentran Fernando Lamata, exconsejero de Salud de Castilla-La Mancha y profesor en el master de la ENS en 1989, a quien considera “casi como un padre”. Fue él quien le habló de un puesto en la Cruz Roja.
Hoy, con 51 años, Víctor Madera es el presidente del grupo Capio Sanidad; el único directivo que estuvo en el origen manchego y que permanece al frente de la compañía. Desde su llegada, han transcurrido 14 años y cinco propietarios. Su figura convenció al fondo de capital riesgo CVC, pilotado por el financiero Javier de Jaime. Fue la inversión inicial de una de las primeras firmas de private equity extranjera instalada en España. Aunque no fueron los únicos que soñaron con construir un gran grupo privado de sanidad con posibilidad de crecer en un sector atomizado — “sin consolidar”, en la jerga financiera—, plagado de pequeñas clínicas familiares. En palabras de Gabriel Masfurroll, fundador de la cadena de hospitales privados USP: “Capio nace copiando nuestro modelo, solo que nueve meses después”. A la nueva empresa la llamaron Ibérica de Diagnóstico y Cirugía, IDC.
La sede española de CVC, uno de los fondos más potentes del mundo, propietaria de los derechos de Capio, se encuentra en una primera planta luminosa que vierte sobre la llamada Milla de Oro de Madrid. La mayoría de compañías de capital riesgo se apelotonan, como esta, en torno a los mejores números de la calle de Serrano. Y la mayoría han estudiado el sector, con especial interés desde 2010. Como se puede leer en un informe interno elaborado ese año por una competidora de CVC, entre los puntos fuertes del sector sanitario privado se encuentran “los ajustados presupuestos del Gobierno, que darán lugar a considerables oportunidades de subcontratación para los proveedores ya establecidos”. Los recortes. El Plan de Estabilidad remitido a la UE en abril pasado establece una reducción del gasto sanitario público de 7.200 millones de euros entre 2012 y 2013. “Las empresas privadas saben que va a seguir creciendo el gasto total en sanidad. Y ven que el músculo financiero del Estado no es suficiente. Si se hunde el sector público, hay una oportunidad de negocio”, según un profesor de Universidad de Economía de la Salud y asesor en materia sanitaria. El banquete ya ha comenzado a convocar a comensales en Castilla-La Mancha, donde se adjudicarán presumiblemente en 2013 la gestión de cuatro hospitales públicos a empresas privadas, y en Madrid, donde se privatizará la gestión de otros seis hospitales y 27 centros de salud.
De entre las paredes inmensas, blancas y sobriamente decoradas de la sede de CVC surge su director gerente, Javier de Jaime, ya sin chaqueta y corbata a media tarde. Habla en susurros. Con tono de confidencia. A los ocho años, este fondo británico vendió IDC por 330 millones a Capio, empresa cotizada de origen sueco. Una operación “aceptable, no más”, en palabras de De Jaime. En ese tiempo, la compañía española había dado dos golpes en la mesa que habían logrado colocarla en el mapa sanitario: la adjudicación en 2001 del Hospital General de Cataluña, que arrastraba una deuda millonaria; y la entrada el año siguiente en la Fundación Jiménez Díaz, prácticamente en quiebra. Se la quedaron a cambio de asumir la deuda. Hoy es su mayor fuente de ingresos, con un acuerdo con la Comunidad de Madrid para atender a una población superior a las 400.000 personas; un hospital al que derivan un tercio de los pacientes que no pueden atender en el resto de concesiones del Servicio Madrileño de Salud, el Rey Juan Carlos de Móstoles y el Infanta Elena de Valdemoro. Cuando se produjo la venta a Capio, la empresa ya empezaba a postularse para la concesión de este último hospital, primer ejemplo de prestación público-privada en Madrid. Desde entonces, ha ganado tres de los cuatro concursos abiertos para gestionar hospitales públicos en esta comunidad. Al cuarto no se presentó.
Víctor Madera, presidente de Capio Sanidad. / Cristóbal Manuel
En 2006, dos nuevos fondos de capital riesgo, Apax y Nordic Capital, compraron Capio en la Bolsa de Estocolmo. “Entraron en un momento muy bonito, cuando las estructuras financieras permitían pagar un precio muy alto”, según De Jaime. “Pero al final se demostró que no había tantas sinergias entre países como se pensaba. La filial española decidió romper el nexo, aunque no del todo, con los de arriba”. En 2010, cuando se empezó a saber en el sector financiero que la filial española de Capio quería escindirse de su matriz sueca, llamaron a la puerta “por lo menos cuatro fondos” de capital riesgo, según un consejero de la compañía. CVC volvió a entrar en Capio, en una operación valorada en 900 millones, quedándose con el 60% de la compañía (el otro 40% pertenece a Víctor Madera y el resto del equipo directivo, según CVC).
La venta se produjo a principios de 2011. Más o menos al mismo tiempo que otro fondo de private equity extranjero, Doughty Hanson, comenzaba a estudiar seriamente la compra de USP, una compañía sin timonel desde que otro fondo de inversión, Cinven, huyera y la dejara en manos de sus acreedores, Royal Bank of Scotland y Barclays. Doughty Hanson la compró en febrero de 2012 por 355 millones. Pocos meses después, el grupo USP se fusionaba con Quirón, propiedad de la familia del desaparecido Publio Cordón (empresario secuestrado por los GRAPO en 1995 y cuyo cuerpo nunca fue encontrado), formando así la mayor empresa de salud privada de España.
En otro despacho de la calle de Serrano, este con vistas a la plaza de Colón, habla Francisco Gutiérrez Churtichaga, director de Doughty Hanson. “Nuestro negocio es el de la gente que paga una póliza”, dice. El sector privado puro. Pero “evidentemente”, añade, mirarán las nuevas concesiones para gestionar hospitales públicos “con muchas ganas”. Un portavoz de Quirón, el otro socio, insiste en esta idea: “Estamos inicialmente dispuestos a evaluar cualquier propuesta que se haga en este sentido”.
Poco a poco, han ido colocándose nuevos competidores: ahí está el grupo Vithas, de recentísima creación. O Sanitas, sacando pecho después de la compra a Ribera Salud de su participación en el Hospital de Manises (Valencia) y en el de Torrejón (Madrid). Propiedad del grupo British United Provident Association (BUPA), una multinacional británica de sanidad, Sanitas facturó en España el año pasado 1.515 millones, en su mayoría (1.114) vinculados al negocio de seguros sanitarios, según recoge su informe de cuentas. Sanidad privada estricta.
En 2011, la facturación ligada a la gestión privada de centros públicos (a través del 60% que poseía del hospital de Manises) supuso un 5% de las cifras globales. Tras la apuesta de la compañía de consolidar posiciones en el segmento de la gestión privada de servicios, las cuentas de este año reflejarán mayor peso de la facturación ligada al sector público-privado. Unos números que podrían crecer los próximos años.
El caso del grupo Ribera Salud es otro: siempre ha estado ligado a la sanidad pública. Nació en 1997, casi de casualidad. La Generalitat lo concibió como una herramienta: dar respaldo financiero al proyecto que se convertiría en el estandarte sanitario del PP valenciano: el hospital de Alzira. Han pasado 16 años y la compañía (ahora participada al 50% por Bankia y Banco Sabadell), se ha consolidado como el primer operador de hospitales públicos por concesión.
Como hiciera con otras iniciativas (el parque de atracciones Terra Mítica de Benidorm o los estudios cinematográficos de la Ciudad de la Luz, en Alicante) el Gobierno de Eduardo Zaplana, que accedió al Palau de la Generalitat en 1995, echó mano de las cajas de ahorros para impulsar sus planes. Y una de las medidas en las que el Ejecutivo puso un empeño especial fue la puesta en marcha en 1999 del primer hospital público gestionado de forma privada con una concesión administrativa, el que se conocería como modelo Alzira. De forma parecida a las autopistas, donde se permite a una empresa el cobro del peaje a cambio de construir la infraestructura, el Consell recurrió a la fórmula de otorgar a una unión de empresas la construcción y explotación de un hospital a cambio de una cantidad (ahora 639 euros por la atención sanitaria integral) por cada uno de los 250.000 habitantes de la comarca de La Ribera y potenciales usuarios. Era la primera vez que algo así se hacía en España.
La gestión recayó en Ribera Salud UTE, una compañía creada para la ocasión. La única candidata que se presentó al concurso. El accionista mayoritario (51%) y responsable de aportar el conocimiento sanitario fue Adeslas. Las constructoras Lubasa (2%) y Dragados (2%) se ocuparon de las obras. Pero hacía falta músculo financiero. De ello se encargaron Bancaja, Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Caixa Carlet, con un 15% de las acciones cada una. Caixa Carlet quebró en 2001 y las otras dos entidades acabaron por repartirse el 45% del paquete de las cajas. Este fue el origen de Ribera Salud Grupo (no confundir con Ribera Salud UTE, concesionaria de Alzira, de la que forma parte).
Con este modelo, las desaparecidas Bancaja (ahora Bankia) y CAM (adquirida por el Sabadell), unidas al 50% bajo la marca Ribera Salud Grupo, han participado, con distintos compañeros de viaje, en todas las adjudicaciones de la gestión de hospitales públicos y sus correspondientes departamentos de salud que ha sacado a concurso la Generalitat. En Torrevieja (inaugurado en 2006), Ribera Salud está presente en la empresa que gestiona la asistencia sanitaria con un 65% de las acciones, junto a Asisa (35%). En Dénia (2009) participa, con un 35%, con DKV (65%). En Elche, abierto en 2010, Ribera Salud cuenta con un peso del 60% y está presente también con Asisa (40%). La compañía también participaba en Manises (2009), el quinto departamento de salud gestionado de forma privada en la Comunidad Valenciana. Pero hace un mes vendió sus acciones (el 40%) a Sanitas, que actualmente posee el control accionarial total.
Esta expansión vino acompañada por un cambio estratégico. Ribera Salud dejó de ser una simple comparsa financiera. Ya no sería solo una herramienta al servicio de la Administración. Se transformó en un operador sanitario más, abierto a competir en cualquier oportunidad de negocio en la gestión de la sanidad pública. El cambio de rumbo tuvo lugar en 2007 y está ligado a la llegada de Alberto de Rosa como responsable del grupo, que hasta entonces era gerente del hospital de Alzira. De Rosa es una persona con experiencia en la gestión sanitaria, buen conocedor del sector y con estrechos lazos con el PP. Su hermano, Fernando de Rosa, fue consejero de Justicia del Gobierno de Francisco Camps antes de acceder a la vicepresidencia del Consejo General del Poder Judicial, cargo que actualmente ocupa, designado por el PP.
Es en la etapa en la que Alberto de Rosa se pone al frente de Ribera Salud cuando la compañía amplía sus horizontes. Lo hace a la sombra de dos autonomías gobernadas por el PP, la Comunidad Valenciana y la madrileña, con el respaldo de las cajas y el visto bueno de la Generalitat. Las entidades financieras consideraron que era una buena idea explorar el mercado relacionado con la gestión de parcelas de la sanidad pública. Era una forma de diversificar riesgos y buscar vías de escape ante la excesiva dependencia que las entidades de ahorro valencianas concentraban en el ladrillo.
La compañía ya no tenía problema en entrar en la gestión de departamentos de salud como socio mayoritario, relegando a las aseguradoras sanitarias a un segundo plano. Además, dejó de limitarse al negocio de los hospitales. Entró en la gestión del diagnóstico por resonancia magnética en la red sanitaria pública valenciana. También creció en Madrid. Primero asumiendo los análisis clínicos de seis hospitales públicos y sus áreas de influencia. Más adelante, con la gestión del hospital de Torrejón, de donde acaba de salir al vender a Sanitas su parte.
Eran los tiempos en los que Ribera Salud miraba abiertamente hacia Brasil o Portugal para ampliar su negocio, sin dejar de lado España. Pero llegó la crisis. Y el estallido de la burbuja inmobiliaria se llevó por delante a las cajas que apostaron de forma más irresponsable por el sector de la construcción, entre las que estaban Bancaja y la CAM.
Bancaja se unió a Caja Madrid y otras cinco entidades para crear Bankia. La CAM fue intervenida por el Banco de España. Las dificultades financieras por las que atravesaban ambas aconsejaron desinvertir en Ribera Salud, que salió a la venta en 2011. Y la empresa que más interés mostró por hacerse con Ribera Salud fue su principal competidora: Capio. Su compra hubiera dado como resultado un escenario inédito. De la situación cercana al oligopolio, en la que Capio y Ribera Salud prácticamente se reparten el mercado actual de gestión privada de hospitales y departamentos de salud públicos, se hubiera pasado a otra casi monopolística. Ello hubiera podido derivar en uno de los peligros que entraña este modelo de gestión, que recientemente recordó la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria. Un exceso de concentración otorga un fuerte poder de negociación. Hasta el punto de llegar al fenómeno de captura del regulador, que sucede cuando la influencia de las empresas es tal que es capaz de someter a la Administración y anular su papel supervisor.
Si la fusión se hubiera formalizado, los nueve hospitales públicos (cinco valencianos y cuatro madrileños) de gestión privada integral habrían pasado a estar total o parcialmente controlados por Capio. O lo que es lo mismo, por su propietario, el fondo de capital británico CVC. En la Comunidad Valenciana, dado que las concesiones no se limitan a la gestión de un hospital, sino a la asistencia sanitaria integral de los habitantes adscritos al centro hospitalario, el resultado hubiera sido que el 20% de los valencianos (un millón), cuya atención sanitaria pública está totalmente privatizada, hubiera dependido de una empresa participada por el fondo británico de capital riesgo.
Capio y Ribera Salud mantuvieron un largo tira y afloja sobre el precio de venta. Finalmente, no hubo acuerdo, aunque sí un vuelco en el panorama accionarial de la compañía valenciana. La CAM fue adjudicada al Banco Sabadell, que decidió que no quería desprenderse de este activo. Poco después de tomar el control de la antigua caja alicantina, mostró interés por su 50% de Ribera Salud e incluso no descarta la compra de la mitad en manos de Bankia. “El principal valor de Ribera Salud es que es el único grupo que se dedica al modelo público-privado en sanidad de forma exclusiva, y esto da garantías, ya que no se producen interferencias entre intereses privados y públicos que pueden romper la equidad del modelo, como puede ocurrir con otras compañías”, explica Alberto de Rosa, gerente de la empresa. “Hemos nacido y crecido a la vez que un modelo sanitario que ha marcado un precedente en la gestión sanitaria”, añade en referencia al modelo Alzira. Además de estar atentos a los movimientos que se están produciendo en España, De Rosa apunta que el reto de Ribera Salud consiste en ver su modelo “en proyectos internacionales, por lo que vamos a planificar ordenadamente nuestra presencia fuera de España”.
Pese a los pasos dados por Ribera Salud, la mayoría de expertos consultados ven a Capio como el grupo más potente. Por tamaño, por experiencia, porque cuenta con personas a las que se les suele abrir las puertas, como Javier Gómez-Navarro, político socialista, exministro de Comercio y expresidente del Consejo Superior de Cámaras; y Mauricio Casals, presidente de La Razón y hombre de confianza de José Manuel Lara, presidente de Planeta. La empresa nació con vocación de hacer beneficio vía conciertos, aminorando las listas de espera. Y en palabras de Javier de Jaime: “Lo que Madera quería, su visión del negocio, es más o menos lo que hoy es Capio”.
Es difícil desentrañar esta visión. Según uno de los asesores de la compañía, Madera es “un defensor a muerte del sistema público. De ideología progresista. Siempre dice que no le interesa el sector privado. Defiende lo público; pero generando beneficios razonables al accionista”. El exconsejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, el socialista Fernando Lamata, hoy retirado de la política y reincorporado en su plaza de funcionario, le añade matices: “Madera no está por desmontar o desvalorizar la sanidad pública. Cuando yo le he planteado que el núcleo duro de la sanidad es público, él no lo ha cuestionado. Creo que su estrategia es la de ponerse a disposición de la Administración, dejando que sea esta la que fije las condiciones. Defiende la colaboración con la pública. No pretende sustituirla por centros privados. Aunque lo cierto es que las concesiones [de gestión de hospitales públicos] sí que empiezan a ser una sustitución”.
Madera no suele aparecer en los medios. Es un tipo de rostro ancho y pómulos elevados, que rememora los grandes hitos de la compañía que dirige en función del nacimiento de sus hijos. Hace tres semanas, con la marea blanca en su apogeo por las calles de Madrid, se colocó al teléfono desde el extranjero. Y dijo: “No puedo renegar de mis orígenes. Soy un defensor de la sanidad pública. En todo menos en la provisión. Porque es más eficiente la privada. El modelo capitativo [como el de la concesión que la compañía tiene para gestionar tres hospitales en Madrid] es un modelo inteligente. Los resultados de calidad son iguales o mejores que en la gestión pública directa”.
Un exdirectivo de Capio explica un poco más en qué consiste este tipo de acuerdos, patentado en Alzira y trasladado a Madrid por la expresidenta Esperanza Aguirre: “La ventaja para la Administración es que paga una cantidad fija [una suma por cabeza, la cápita, al gestor privado]. Que la empresa gane dinero depende de cómo manejes a los enfermos”. También del precio por habitante pagado. Y añade: “El sector privado tiene una ventaja enorme, el sistema público no tiene herramientas de prima, incentivo y castigo al empleado. Eso es fundamental en una empresa donde la gente se gana la vida. La productividad es más alta, de un 20% o 30%. El absentismo es más bajo, sin comparación. Puedes contratar a los mejores médicos, pagarles 300.000 o 400.000 euros. Y echar a un empleado si no trabaja. Existe un recorrido profesional. Instrumentos que no tiene el sector público”. Un poco después abunda en las similitudes de un hospital con el negocio de la hostelería. “Si de verdad quieres recortar, empiezas por los servicios hosteleros, no por los servicios médicos. Siguiendo el modelo de Ikea o Ryanair y otras empresas del low cost. Igual la comida la tienes que pagar. Y la tele. Esto del análisis del valor cada vez va a ir a más”.
“¿La rentabilidad para estas empresas de dónde puede venir? De que se vaya a este modelo de bajo coste”, avanza un catedrático de Economía y experto en sanidad pública cuyos consejos suelen escucharse en las altas instancias económicas de España. “Es algo que las compañías sanitarias ya hablan abiertamente. Lo que en el Reino Unido se llama topping up. Un poco como ocurre con el cine: el verdadero negocio no está en la entrada, sino en las palomitas. Al gobernante eso le permite reducir el gasto. Entrega la gestión por una tarifa plana. Le va fenomenal. Y el que quiera, que se rasque el bolsillo. Cuanto más bajo es el low cost, más se puede añadir”. Por ejemplo, un tratamiento que queda fuera de los mínimos cubiertos por la sanidad pública; ese dinero no iría a la Administración, como ocurriría con el copago o una tasa. Se le escapa al Estado al igual que los beneficios de estas empresas tampoco revierten sobre los contribuyentes de forma directa. En todo caso, como argumentan desde CVC, favorece al ciudadano “por el ahorro en la gestión que le supone”.
Capio reinvierte la mayor parte de su beneficio bruto en el crecimiento de la compañía; más de 225 millones de euros en 2011, según datos de CVC. Así, el margen de beneficio neto de la empresa no alcanzó ese año el 2%. Igualmente, es discutible si esa reinversión beneficia realmente al contribuyente o al inversor del fondo de capital riesgo. El objetivo de un private equity es la plusvalía en la venta final; no paga dividendos anuales a sus inversores anónimos. Compra y vende en un horizonte de unos cinco años de media. El catedrático ve riesgos en ello: “Estos fondos son la antítesis de lo que tiene que ser la gestión sanitaria. Es lo peor que nos puede pasar. Un expolio para vender después. No sabes quién está detrás. Se apropian del excedente. Luego revenden y pueden dejarte la concesión patas arriba. Es lo que ha pasado en Valencia”.
No es el único con esta tesis. Lamata contaba este verano en una conferencia: “El sector sanitario puede generar beneficios a los especuladores haciendo que crezca la expectativa de ganancia y vendiendo una empresa a mejor precio que cuando la compró. Esto ocurre en cualquier sector de la economía, pero en el sanitario puede hacer más daño, al debilitar una estructura de provisión de servicios que cuesta mucho crear, pero que es fácil destruir”. Aquel pupilo suyo del curso de 1989, Víctor Madera, prefiere decir que él está “en esto para desarrollar un proyecto de vida”. El financiero Javier de Jaime añade: “¿Será buen negocio? Lo veremos. Desde luego, no es obvio”.

Jugadores de ventaja

Miren las flechas rojas: Hay que cuidarse de la publicidad política encubierta en un medio que es de todos, la RTVE. Hoy mismo, en el telediario de TVE 24 horas, se ha visto cómo en el fondo de la imagen, donde aparecen varias pantallas de televisión con imágenes diversas, había una con el logo del Partido Popular. ¿Es esto legal? ¿Es legítimo? Como mínimo es moralmente inaceptable. TVE, al menos en teoría, ES PÚBLICA Y PLURAL y no debería haber ningún logo, y si los hay, que estén los de todos los partidos.
 



sábado, 5 de enero de 2013


Las "viejas glorias" vuelven a la palestra

Una extraña alianza de 'halcones' del PSOE y PP en defensa de la Constitución

José Bono, cuando presidía el Congreso/MARTA JARA
Madrid.- Ya lo digo el viejo padre de la derecha española, Manuel Fraga: "La política hace extraños compañeros de cama". Quizá por eso, varios ex socialistas y conservadores, como José Bono y Eduardo Zaplana se han aliado, junto a otros ex altos cargos para crear una fundación en defensa de la Constitución.
La puesta de largo de la fundación, denominada "España Constitucional", será en los próximos días, han señalado fuentes cercanas a sus promotores, que han confirmado que su creación ya ha sido formalizada ante notario.
Se trata de una institución promovida por "ex ministros de España", han apuntado las fuentes, ya que, además de Bono y Zaplana, también forman parte de ella personas como María Antonia Trujillo, ex titular de Vivienda con José Luis Rodríguez Zapatero, o Ángel Acebes, ex de Administraciones Públicas, Justicia e Interior con José María Aznar.
Ambos se han caracterizado por compartir una defensa cerrada de la Carta Magna, hasta tal punto que Zaplana dijo en su momento que todo lo que se haga en su favor y en todos los ámbitos "será poco".
Bono, por su parte, pidió recientemente un acuerdo urgente entre PP y PSOE para que no se rompa la unidad de España y advirtió de que las pretensiones secesionistas en Catalunya suponen "un golpe a la Constitución", que espera acabe fracasando.
Tanto Zaplana como Bono están actualmente retirados de la política. El primero de ellos la abandonó tras las elecciones generales del 2008, cuando fichó como delegado de Telefónica en Europa, puesto que sigue manteniendo, mientras que Bono se retiró hace un año, al acabar la legislatura en la que fue presidente del Congreso y se dedica a varios negocios que le reportan pingües beneficios..
La ultima intervención pública de Zaplana tuvo lugar en agosto del año pasado, cuando compareció ante la comisión del Parlamento andaluz que investigó el escándalo de los Ere, en su calidad de ministro de Trabajo entre 2002 y 2004. Meses antes, en octubre de 2011, aseguró que no tenía intención de volver a la vida política, porque su etapa en la primera línea ya había concluido. José Bono se encuentra en los últimos meses promocionando la primera de las tres entregas de su libro de memorias, titulado "Les voy a contar".


Bono dijo esta semana que "desdibujar el proyecto nacional del PSOE" es "causa" de los "males no pequeños" que padece el partido y se quejó de que, “a veces las siglas PSOE sólo se pronuncian en Ferraz". "En Castilla-La Mancha, le llamamo PSCM, en Cataluña PSC, en Euskadi PSE... Aunque la inmensa mayoría de nuestros votantes al que votan es al PSOE, parece que sus siglas están poco de moda", se ha lamentado.   
Asimismo, ha recordado que el Grupo Socialista tiene ahora "el nivel de diputados más bajo" de su historia reciente", además de considerar que el PSOE es un partido, "no una partida", lo que exige "disciplina", y ha llamado a resolver los problemas internos de su formación con "inteligencia, prudencia y discreción".  
Bono ha asegurado que no tiene un criterio definido sobre la fecha en la que el PSOE debe celebrar las primarias para elegir su candidato a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales, pero ha insistido en que los "problemas" de los españoles son más importantes que los de los socialistas.
"Me parece un poco llamativo que, ante los problemas tan importantes que tiene el país, empezando por los millones que quieren trabajar y no tienen posibilidad de hacerlo, la situación económica y el anuncio independentista de Cataluña, en el PSOE estemos enredados con estos asuntos", dijo.
El que compitiera con José Luís Rodríguez Zapatero para hacerse con el liderazgo del partido en 2000, ha asegurado que coincide con el actual secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en que los socialistas deben centrar su esfuerzos en "colaborar para resolver los problemas de los españoles".
A Bono se le ha preguntado también sobre las relaciones entre el PSOE y el PSC tras las elecciones catalanas. Y ha sido en respuesta a esta pregunta cuando Bono ha vuelto a reivindicar las siglas del PSOE y a remarcar que el partido no debe hacer seguidismo del nacionalismo.
"El Partido Socialista Obrero Español es un partido que tiene que tener disciplina, no es una partida; es socialista, es decir, no es nacionalista y no debe imitar a los nacionalistas; es obrero, en el sentido de que está con quienes más lo necesitan y es español", dijo.
 

Los españoles tratan de minimizar los efectos de la crisis



La crisis alcanza al Roscón que se adapta con distintos tamaños y precios

Madrid.- La crisis económica ha extendido sus tentáculos hasta el punto de obligar a los hornos de repostería a realizar roscones de reyes de tamaño más pequeño que se adaptan a los distintos gustos y posibilidades económicas de las familias que quieren seguir disfrutando de esta tradición durante las fechas navideñas.
Así lo ha reconocido la responsable del Horno San Onofre, Ana Guerrero, situado en el centro de Madrid, quien, a pesar de reconocer que han cambiado el tamaño del roscón, ha afirmado que tienen "una clientela muy fiel" y que, a pesar de la crisis, esta es una fiesta "muy mágica". Además, ha confirmado que "Madrid se rinde ante el roscón".
Guerrero también ha enumerado los ingredientes fundamentales que debe tener un buen Roscón de reyes, como son mantequilla, harina de buena calidad, ralladura de naranja natural y agua de azahar. "Con estas cosas se puede hacer un roscón excelente, la decoración no es importante" ha comentado.
Para finalizar, desde el Horno San Onofre han recordado que los roscones deben tener un haba y una figurita. Quien se encuentre el haba como símbolo de alimento, ha explicado Guerrero, se compromete a asumir las responsabilidades de la familia, "es como un padrino", ha apuntado.
Por su parte, una de las clientas del horno, Consuelo, ha comentado que en su casa compran el Roscón de Reyes para comerlo el día 5 por la noche "esperando que vengan sus majestades". Ella, personalmente, ha comprado tres roscones, uno para su casa y otros dos para compartirlos con familiares y amigos.

Del Blog Fronterad, de Iara Mantiñán Bua

José Antonio Ayuso: "Así somos 

los periodistas, imprevisibles"


Le dedico este post a José Antonio Ayuso

Conocí al reportero José Antonio Ayuso, al que todos llamamos Nono, donde se debe conocer a los periodistas: no en una aburrida rueda de prensa de políticos, ni en una conferencia, o mitin de un partido político, sino en un antro.

Trabajaba de camarera en una sala-discoteca que organizaba despedidas de soltero. Mi misión era poner los platos y recoger las mesas de las hordas de borrachos que bebían hasta casi el almanecer. El local de paredes negras parecía una sala de cine inmensa, estaba situado en medio de un vasto polígono industrial sevillano. Era el 2008, tenía 23 años. Los días de semana hacía prácticas para un diario andaluz, como becaria, en la sección de internacional.

En medio de mi faena, a la una de la mañana, Nono apareció en el antro. No como cliente, como periodista. Hacía un reportaje acerca de los bares de fiesta. Le pedí por favor que no me grabara y me contó que había estado de freelance en la frontera entre Colombia y Ecuador, también había realizado reportajes para el Grupo Zeta como reportero de investigación. Trabajos en Colombia (muerte de Raúl Reyes, de las FARC), Ecuador (favelas de Guayaquil, "nidos de miseria"), Alemania (cumbre del G-8 en Rostock), casos de corrupción (El Puerto de Santa María), Eecologismo (Torrelavega), drogas y grupos neonazis, entre otros. Bueno, he de decir que los cinco minutos que hablé con él me sorpendrió. Desde entonces nos hemos mantenido en contacto.

Con el tiempo he sido testigo de cómo Nono saltaba de ciudad en ciudad, de país en país. Siempre encontrando trabajo de periodista de investigación en cualquier destino. Espero que algún día me cuente su secreto. Ahora está en Chile trabajando para el periódico El Mercurio e investigando acerca de un posible caso de "irregularidades" con la Fiscalía chilena.

No todo es el dinero, ni la crisis. La vida es un viaje en el que cada parada plantea un nuevo reto, con nuevas historias, nuevos lugares, nuevas personas que se cruzan en nuestro camino. José Antonio Ayuso sabe afrontarlos.
  Fotografía del periodista José Antonio Ayuso

¿Por qué decidiste hacerte periodista?

Cuando era pequeño fantaseaba con ser escritor, y decidí que quería ser periodista. Tendría unos catorce, quince años cuando comencé a hacer un programa de radio, al que llamé Nonocine (como puedes ver tuve una pubertad muy original) y estando ya en la universidad tuve otro programa, en Onda Verde, una radio independiente del madrileño barrio de Lavapiés, que se llamaba Cuidado que chorrea, con dos grandes amigos. En aquel entonces me gustaba sobre todo el periodismo cultural y la verdad es que no me lo tomaba muy en serio.

Recuerdo que llegábamos sin dormir, el programa era los sábados a las diez de la mañana e improvisábamos mucho, era una risa la vedad. Saludábamos a nuestras oyentes: "Buenos días, marujas de Lavapiés...". Teníamos conexiones en directo con el entonces presidente Aznar, con los miembros del jurado de los Oscar o incluso con el Papa de Roma... todo en clave de humor. Pero después, estando ya en cuarto de carrera me salieron unas prácticas en la revista Interviú. Ahí me di cuenta de lo que era ser periodista y lo mucho que había que aprender para serlo.

Fue un poco por casualidad, porque estuve tentado siempre por el mundo audiovisual, pero conocí a grandes de la profesión, de investigación sobre todo: Manuel Cerdán, Fernando Rueda, Daniel Montero, Juan José Fernández, Manuel Marlasca o Luis Rendueles. Cada semana me asombraba de los temas que conseguían, en aquella época Cerdán descubrió que Paesa seguía vivo y lo cazó en París, Montero se metió de lleno en el caso de corrupción de Marbella, los Marlasca y Rendueles conseguían información exclusiva de los casos de sucesos más relevantes.

Define tu personalidad en una palabra.

Iluso –del que tiene ilusión-.

Cuéntanos una historia que nunca hayas escrito y que de alguna manera te ha marcado, o no eres capaz de olvidar.

Recuerdo cuando estaba en Sabra y Shatila, en Beirut, comenzando a investigar para un reportaje, que nunca llegué a publicar ni escribir, sobre el aniversario de la matanza del campo de refugiados palestinos de 1982. Entré en unos edificios, que son muy conflictivos, llamados Edificios Gaza. Allí pude entrevistar a algunas de los pocos supervivientes de aquel exterminio. Recuerdo que  les preguntaba asombrado porqué no tapaban los agujeros de bala que tenían en las paredes, ellos me contestaban:

¿Para qué? Dentro de nada habrá más y no podemos estar todo el rato tapando agujeros.

Poco después comencé a hablar con una señora de una de las casas. Era viuda, a dos de sus hijos los habían matado, vivía con muchas carencias y además fue de las pocas que consiguió huir de la matanza de los falangistas libaneses... Tras un rato conversando le pregunté si tenía esperanza de que todo acabara, de no seguir así y que cuál era su sueño. Me respondió:

¿Sabes qué, muchacho? Mi única esperanza es que mi familia se multiplique, y que todos sean hombres para que combatan al enemigo. Y mi sueño es que nazcan con una metralleta bajo el brazo.

Tenías un trabajo estable en Telemadrid, ¿por qué decidiste dejarlo e irte a probar suerte en Chile?
Por aventura y por conocer otras realidades –suena tópico, pero es la verdad-, ya había dejado Interviú en 2008 para irme a Sudamérica y hacer unos reportajes sobre las FARC y sobre Ecuador. Me da rabia reconocerlo porque parece que apoyo la tesis de la secretaria de Estado de Inmigración, pero en mi caso si fue un poco así. Tenía unos proyectos audiovisuales y los quise desarrollar. Me dio mucha pena, porque en Telemadrid trabajaba con un gran equipo humano, pero así somos los periodistas ¿no? Imprevisibles.

¿Podrías contarnos la historia con detalles de cómo empezaste a trabajar en El Mercurio?
Cuando llegué a Santiago de Chile comencé a trabajar como profesor de la Universidad Mayor, dando clases de Investigación periodística y "Técnicas de la entrevista. Después empecé a hacer unas colaboraciones con TVN –la televisión pública chilena, como TVE, en la adaptación del formato español 21 días-, y mientras grababa un documental con ellos acerca de los millonarios chilenos y el lujo en este país una amiga española me comentó que estaban formando una "unidad de investigación" en El Mercurio. Envié el CV y a las dos semanas comenzaba a trabajar con ellos.

Siempre has estado relacionado con temas de periodismo de investigación. ¿Qué diferencia hay entre realizar investigaciones en España  y en América Latina?
Creo, en primer lugar, que estando en Chile es un lujo, se puede desarrollar la profesión con seguridad. Hacer periodismo de investigación en México o El Salvador es una historia completamente distinta, en cuanto al peligro me refiero. Aunque recientemente por algunos  de mis reportajes sobre irregularidades en la Fiscalía Nacional chilen, me han llegado avisos de que tenga cuidado, son sólo casos puntuales. Para mi la diferencia fundamental es que en Chile hay que atar más las cosas, se piensan más el lanzar las noticias.

Es un trabajo más concienzudo en ese aspecto. Creo que en España somos más echados para delante'en ese aspecto, con sus cosas buenas y cosas malas. Con esto no quiero decir que no se verifiquen las fuentes y la información en España, sino que hay, quizás, más desparpajo al tirar a la palestra pública a quien sea.

En Chile, creo, hay más respeto, es un país muy institucional. Aunque, por ejemplo, hace poco ha tenido que dimitir el ministro de Justicia por una investigación realizada por otro medio, y desde El Mercurio se han llevado grandes temas de investigación que han hecho que grandes autoridades terminasen en la cárcel o renunciaran. Hay que tener en cuenta que son culturas distintas y países que han tenido procesos políticos e históricos distintos. Pero vamos, en Chile el nivel periodístico es altísimo, hay grande profesionales y en cuanto a la investigación, aparte del sitio donde trabajo, existen medios de mucha calidad como por ejemplo CIPER.

¿Qué tienes que decir a la manera en que periódicos como El Mundo hacen investigación? (Teniendo en cuenta lo que han sacado del caso PALAU).
Lamentablemente el periodismo en España se ha convertido en un arma política. Esto es como el Real Madrid y el Barcelona. O eres mi amigo o eres mi enemigo. Es una pena porque ese servilismo político hace que grandes periodistas que trabajan allí no puedan desarrollar bien su profesión. Hace poco releía el libro de mi amigo Javier Chicote –que trabaja haciendo investigación en ABC-, que escribió sobre el periodismo de investigación y no podía estar más de acuerdo.

Existe un periodismo de investigación, que él llama de "buzoneo", en el que grupos políticos o de poder filtran la información, a veces les falta poner el titular, a periodistas que tiene como único fin apoyar sus intereses. Por ejemplo, el caso de los políticos catalanes y  los informes de los policías, que no han sido firmados. Finalmente genera un gran desconcierto en los lectores: ¿A quién creo? ¿Quién tiene razón? El tiempo pone las cosas en su sitio, ya se verá que periódico hizo qué y por qué.

¿Qué opinas del nuevo máster de periodismo de investigación que ha abierto El Mundo?
La verdad es que no he tenido conocimiento de él. Pero durante los 90 el mejor periodismo de investigación español se gestó en sus páginas. Tras los atentados de Atocha, eso fue otro cantar.

Antes de trabajar en España estuviste trabajando como freelance publicando reportajes en Interviú. ¿Es difícil ser freelance y trabajar para medios españoles? ¿Has tenido que poner el puño en la mesa para que te pagaran por tu trabajo?
En aquella época la crisis no azotaba el país, por lo que se vivía más o menos bien, además Interviú me dio toda la libertad para tratar cualquier tema que quisiera. Hoy en día, según me cuenta muchos amigos, la situación es insostenible. Una vez me tuve que poner serio, pero fue con la gente de una productora de TV, que eran muy poco profesionales.

¿Has pensando alguna vez dejar el periodismo e irte un año de mochilero a recorrer el mundo? ¿Qué ruta escogerías?

Cada día que me levanto. Me encanta viajar, conozco Sudamérica entera, posiblemente escogería Asia. Ahí, ahora, hay mil historias que deben ser contadas.

¿Tienes pensando volver a España o seguir viajando?

No sé, llevo casi dos años en Chile y aun no sé qué haré. ¿Quién sabe? Quizás mañana recojo mis cosas y me voy, o quizás echo raíces en Santiago. Pero está claro, que viajar, quiero viajar, es una inquietud que me mueve desde que era un enano.

¿Qué periódico español crees que cubre mejor la información internacional?

Precisamente en información internacional creo que en España hay un nivel altísimo. ABC, El País, La Vanguardia... tiene grandes periodistas y fotógrafos, ya sean fijos o colaboradores, que son excelentes profesionales.

¿Es compatible el espíritu de viajero con una pareja y vida estable? ¿O siempre se busca un nuevo reto?
 Es complicado. Por no decir incompatible.

Jugando con la tranquilidad de los pensionistas

Spain Drains Fund Backing Pensions

MADRID—Spain has been quietly tapping the country's richest piggy bank, the Social Security Reserve Fund, as a buyer of last resort for Spanish government bonds, raising questions about the fund's role as guarantor of future pension payouts.
Now the scarcely noticed borrowing spree, carried out amid a prolonged economic crisis, is about to end, because there is little left to take. At least 90% of the €65 billion ($85.7 billion) fund has been invested in increasingly risky Spanish debt, according to official figures, and the government has begun withdrawing cash for emergency payments.
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Although the trend has drawn little public attention or controversy, it has become a matter of concern for the relatively few independent financial analysts who study the fund, which is used to guarantee future payments of pensions. They say the government will soon have one less recourse to finance itself as it faces another year of recession and painful austerity measures to close a big budget deficit.
That pressure, some analysts said, could force Prime Minister Mariano Rajoy's government to seek a rescue this year from the European Union's bailout fund, a politically risky course he seeks to avoid.
In addition, there are worries that Social Security reserves for paying future pensioners are running out much quicker than expected.
In November, the government withdrew €4 billion from the reserve fund to pay pensions, the second time in history it had withdrawn cash. The first time was in September, when it took €3 billion to cover unspecified treasury needs.
Together, the emergency withdrawals surpassed the legal annual limit, so the government temporarily raised the cap.
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Demonstrators including a retired couple and their daughter marched at a protest against tax increases and austerity cutbacks in Malaga, southern Spain, in October.
"We are very worried about this," says Dolores San Martín, president of the largest association of pensioners in Asturias, a small region that has one of the highest percentages of retirees in Spain. "We just don't know who's going to pay for the pensions of those who are younger now."
In the years before Europe sank into crisis in 2008, some countries, including Spain, Finland and France, accumulated rainy-day pension funds made up of the surplus left from social-security payroll deductions after pensions were paid out. The reserves were to be tapped in future years, when payroll deductions may fall short of payout obligations.
After the crisis began, some of those countries began using the pension reserves for other contingencies, such covering a drop in foreign demand for their government bonds. Since the collapse of Ireland's property boom, for example, most of its pension fund has been used to buy shares of nationalized banks and real estate for which no foreign buyers could be found.
"Most of the [Spanish] fund is an accounting trick," said Javier Díaz-Giménez, an economics professor in Spain's IESE business school. "The government is lending money to another branch of government."
Spanish officials defend the heavy investment of the Social Security Reserve Fund in their government's high-risk bonds. They say the practice is sustainable as long as Spain can continue borrowing in financial markets, and they predict the economy will start to recover late in 2013, easing the debt crisis.
But some analysts say Spain will have trouble finding buyers for the estimated €207 billion in debt it plans to issue in 2013, up from €186 billion in 2012, to cover central-government operations, debt maturities of 17 regional administrations, and overdue energy bills.
"With foreign investors staying away from the Spanish debt market, you're going to need all the support you can get from domestic players," said Rubén Segura-Cayuela, an economist with Bank of America-Merrill Lynch.
And domestic appetite for Spanish debt, he added, may not be enough.
Spain's commercial banks already have increased their Spanish government-bond portfolio by a factor of six since the start of the crisis in 2008, and now own one-third of government bonds in circulation.
The percentage of Spanish government debt held by the Social Security Reserve Fund stood at 55% in 2008, according to official figures; by the end of 2011 it had risen to 90%. Analysts say the percentage has continued to rise, even as international agencies have lowered Spain's credit ratings.
Spain's continued use of those reserves to buy its own bonds appears to violate a rule set by government decree that mandates their investment only in securities "of high credit quality and a significant degree of liquidity."
Last year Spain's rating by Moody's MCO +1.52% Investors' Service and Standard & Poor's Ratings Services fell to one notch above noninvestment grade, or junk status.
Tomás Burgos, head of the committee that runs the fund, said the ratings drops "are at the very least something to keep an eye on." He added that the fund is solid enough to ensure future pension payments. It has more than doubled in value since 2005, the first year for which there is detailed data.
But with unemployment now above 25% of the workforce and fewer wage earners paying in, the Social Security System is about €3 billion in deficit, according to government estimates.
Write to David Román at David.Roman@dowjones.com