miércoles, 27 de febrero de 2013

Piedras de papel

Tres gráficos desoladores para Rubalcaba

El pasado sábado el CIS dio a conocer el avance de resultados de la encuesta que siempre realiza después de cada debate sobre el estado de la nación. Muchos medios han recogido el que quizá es el principal resultado de esta encuesta: Rajoy, aun sin resultar particularmente bien valorado (es de hecho peor valorado que algunos líderes de partidos pequeños), superó holgadamente en el debate al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Aquí nos han llamado la atención, por excepcionales, las malas valoraciones obtenidas por este último, y las resumimos en tres gráficos.
1. La valoración de la actuación de Rubalcaba es independiente de la ideología del encuestado.
Gráfico 1. Valoración de la actuación de Rajoy y Rubalcaba en el debate sobre el estado de la nación en función de la ideología.
Gráfico 1. Valoración de la actuación de Rajoy y Rubalcaba en el debate sobre el estado de la nación en función de la ideología.
En principio, cabe esperar que las valoraciones de los líderes políticos estén muy influidas por la afinidad ideológica del encuestado con el candidato en cuestión. Esto es de hecho lo que muestran las encuestas del CIS posteriores a todos los debates sobre estado de la nación. Pero esta encuesta es una excepción. El “suspenso” a Rubalcaba es universal. En todos los grupos ideológicos, el porcentaje de encuestados que creen que Rubalcaba lo hizo bastante mal o muy mal es mayor en 50 puntos o más que el porcentaje de los que piensan que lo hizo bastante bien o muy bien. Las valoraciones de Rajoy, por el contrario, sí reproducen este patrón general: los entrevistados más de derecha le otorgan valoraciones más positivas que los de izquierda.
2. Rubalcaba es muy mal valorado por sus propios votantes.
Gráfico 2. Valoración de los votantes socialistas en 2011 de la actuación de los líderes políticos en el debate sobre el estado de la nación.
Gráfico 2. Valoración de los votantes socialistas en 2011 de la actuación de los líderes políticos en el debate sobre el estado de la nación.
El gráfico muestra las valoraciones que hicieron aquellos entrevistados que votaron al PSOE en las elecciones de Noviembre de 2011, y confirma el resultado anterior. Las barras representan la suma de quienes valoraron la intervención de cada líder político como “bastante bien” o “muy bien” (en gris), y quienes lo valoraron como “bastante mal” o “muy mal” (en negro). Uno de cada dos votantes socialistas cree que Rubalcaba lo hizo mal, mientras que sólo uno de cada cinco cree que lo hizo bien. Lo sorprendente es que los votantes socialistas valoran mucho mejor a los líderes de otros partidos (IU y UPyD) que a su propio líder.
3. La excepcionalidad histórica.
Gráfico 3. Valoración de los votantes del PSOE y PP a la actuación de su líder en el debate sobre el estado de la nación, 2006-2013.
Gráfico 3. Valoración de los votantes del PSOE y PP a la actuación de su líder en el debate sobre el estado de la nación, 2006-2013.
Si comparamos este resultado con las encuestas realizadas en otros debates anteriores podemos apreciar cuánto de extraordinario es esto: Aunque siempre ha habido diferencias en el grado de popularidad de un líder entre sus filas (con la excepción del debate de 2010, Zapatero obtuvo siembre mejores valoraciones entre los votantes del PSOE que Rajoy entre los del PP), nunca los votantes de un partido habían suspendido la actuación de su líder*.
Existen dos formas de explicar estos resultados: una es que Rubalcaba realizó un pésimo debate y la encuesta simplemente refleja la percepción generalizada de que esto fue así. Muy probablemente esta es una explicación insuficiente. Primero, porque por mala que fuera, no parece que la intervención de Rubalcaba haya sido tan excepcional en la historia de los debates del estado de la nación, que, seamos sinceros, tampoco es que hasta la fecha hayan sido variaciones sobre el Discurso de Gettysburg. Y segundo, porque lo excepcional en este caso es el comportamiento de los ideológicamente afines, que son los que se han vuelto particularmente críticos con su líder.
La segunda interpretación de los datos es, si cabe, peor para el PSOE. Los votantes socialistas han dejado de tener en Rubalcaba a un referente y, a diferencia de los votantes de todos los demás partidos, el hecho de que sea su líder el que emite un determinado mensaje, no hace ese mensaje más atractivo o aceptable. Me temo que ese no es precisamente el tipo de líder que un partido desearía tener.

*Nota: El CIS ofrece en sus informes los cruces de las valoraciones de los líderes de los candidatos después de cada debate sobre el estado de la nación sólo desde 2006. Para años anteriores se podrían calcular a partir de los microdatos, pero las valoraciones agregadas ya apuntan que ningún líder suspendió entre sus votantes en las encuestas anteriores.

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